La risa es salud… y productividad




En los tiempos más remotos el trabajo era considerado un verdadero castigo de los dioses. Aunque según modernas teorías el trabajo es la forma en que el individuo se realiza en la sociedad, siempre se lo ha visto como un ámbito rígido y acartonado dentro del cual el humor tiene pocas expresiones, la mayoría de las veces como bromas inocentes pero bastante crueles. Sin embargo, esto podría cambiar.

El poder de la risa

La psicología y otras ciencias estarían descubriendo el poder de la risa. Por ejemplo, cada vez se utiliza más la risoterapia, una estrategia terapéutica que nos enseña a reírnos un poco de nosotros mismos y también a reír “con” los demás. Según los especialistas, la risa no tiene contraindicaciones, pone en movimiento unos 400 músculos, quema calorías y estimula la producción de hormonas capaces de controlar el estrés. Como se decía antiguamente: “la risa es salud”.

El miedo a la risa

El profesionalismo se ha asociado tradicionalmente a la seriedad y los tonos fríos y oscuros. Sin embargo, reír unas tres veces al día no nos quitaría seriedad ni profesionalismo, es más, nos ayudaría a disminuir el estrés y crear un ambiente laboral más amable y por lo tanto, más productivo. De hecho, si el sentido del humor fue lo que permitió a muchas personas y comunidades soportar las peores condiciones y salir adelante con renovadas energías… ¿cómo no podrá ayudarnos a hacer más llevadera la jornada laboral? Sin embargo, muchos ejecutivos y profesionales se han olvidado de reír o no lo hacen por miedo al ridículo o a aparecer más vulnerables frente a sus colaboradores. Además, temen equivocarse o ser mal interpretados si utilizan una salida más o menos humorística ante un conflicto con la intención de aflojar las tensiones y crear una mayor predisposición al diálogo o la negociación.

A reír también se aprende

La única forma de perderle el miedo a la risa es… aprender a reír. O mejor dicho, “re-aprender”, ya que cuando éramos niños reíamos naturalmente unas 800 veces al día, mientras que al llegar a la adultez podemos pasar días enteros sin reír o siquiera sonreír en el ambiente laboral en el que pasamos tanto tiempo. Se podría decir que no hay muchos motivos para la risa, ya que en realidad trabajamos más horas y más duro que nunca, pero los gestos amargos no hacen más que empeorar las cosas. Si debes liderar un equipo y quieres hacerlo con eficacia, ser admirado y respetado, crear un verdadero espíritu colaborativo y alcanzar todos los objetivos, te recomendamos sonreír a los miembros de tu equipo, reírte con ellos alguna vez o, si debes corregir errores, hacerlo paciencia, cordialidad y buen humor.